La molécula del agua (H2O) tiene un átomo de oxígeno
(O) y dos átomos de hidrógeno (H). El hidrógeno se une covalentemente al oxígeno
al compartir su único electrón con este. El átomo de oxígeno posee una carga
parcial negativa, debido a que es más electronegativo y atrae con más fuerza
los electrones de los átomos de hidrógeno hacia él; por consiguiente, los
átomos de hidrógeno tienen una carga parcial positiva, por lo que el agua es
una molécula polar que rodea iones positivos y negativos, y a través de los
puentes de hidrógeno que se forman entre sus moléculas, se le confiere las
propiedades como la cohesión que deriva en puntos de ebullición y fusión más
altos para ser un excelente solvente para los solutos polares e iónicos, considerándose
como el solvente universal. El agua puede separar el soluto polar y puede
disolver muchas sustancias diversas; esta característica es vital para las
reacciones que se dan en el cuerpo humano y el del resto de los seres vivos, ya
que la mayoría de las reacciones bioquímicas sólo se dan dentro de soluciones
acuosas, además de otros procesos biológicos, geológicos e industriales.
El agua es incolora, inodora e insípida, es muy
estable ante la acción del calor, el cual puede absorber sin elevar demasiado
su temperatura como pasa en otros líquidos, no conduce la electricidad, reacciona
con muchos metales, óxidos ácidos y óxidos básicos, desprende hidrógeno y se
una con algunas sales. Esta molécula es el principal compuesto inorgánico y es
vital para la célula porque actúa como solvente en la mayoría de sustancias que
entran y salen de ella, también es imprescindible para que actúen las enzimas que regulan las
reacciones químicas dentro de la misma; además, el agua disuelve muchos cuerpos
sólidos; las plantas se nutren de sustancias minerales que tienen que ser antes
disueltas por el agua; igualmente, en los animales las sustancias nutritivas que
poseen y adquieren en su vida deben estar disueltas por esta, que es
fundamental en los procesos de alimentación y transporte de oxígeno.
La solubilidad de una sustancia, depende de las
propiedades de un solvente que le permitan interactuar con un soluto de manera más fuerte y estructurada. Por lo
tanto, las propiedades y características del agua le proporcionan la cualidad
de ser considerada como el solvente universal, aunque en realidad este aspecto
puede tener diferentes puntos de vista; es cierto que el agua disuelve muchos
tipos de sustancias en mayor magnitud que cualquier otro solvente y hace parte
de gran cantidad de uniones, existen muchas soluciones acuosas tanto en la
naturaleza como preparadas por el hombre, pero no tiene la capacidad de
disolver todas las sustancias presentes en el medio ambiente según ciertas
características que no le permiten hacerlo.